Historia del divino niño huerfanito

Célebre es la imagen del Divino Niño Huerfanito. En 1583 Don Ortún obsequia  a su hija, Doña Magdalena, fundadora del Monasterio, una imagen del Niño Jesús posiblemente traída de España.

La imagen del Niño Jesús recibió sincero culto no sólo de las Clarisas si­no también de toda la alta sociedad pamplonesa, que acudía al Divino Principito en busca de consuelo y de remedio para todas sus necesidades; así que el altar del Niño Jesús siempre se veía adornado con las mejores flores y la sagrada imagen lucía ricos vestidos profusamente adornados de plata y oro; y se le hacían suntuosas fiestas en diciembre y en enero de cada año.

El bello y agraciado Niño tiene su nombre de Huerfanito debido a un hecho célebre:

"En el terremoto que destruyó la ciudad de Pamplona en el siglo XVII, fueron destruidos todos los edificios, no quedando en pie sino tres, cons­truidos de cal y canto. La Superiora del convento hizo toldar inmediatamen­te en el huerto y colocar ahí el Santísimo Sacramento. Luego que se hubo reunido la Comunidad cerca de Jesús-Hostia, la Justicia Divina descargó su brazo vengador.                 
En medio de esta espantosa catástrofe, una de las Hermanas recordó que el Niño Dios había quedado en el coro, y en medio de la an­gustia exclamó: “¡Se quedó huerfanito el Niño!”. Sin preocuparse de lo que pudiera sobrevenirle, entró a toda prisa en los momentos del desplome. Se cree venía ya de regreso con el bello Niño, cuando cayó sobre ella una viga. Al revisar después los escombros, la encontraron muerta, y el Divino Niño de pie sobre la misma viga, sin lesión alguna y con la manecita alzada dán­dole, sin duda, su última bendición".

Desde entonces este bello y agradecido Niño ha llevado el título de “El Huerfanito”. Siendo el protector de la ciudad y guardián del convento.   Existen en el mundo pocas artes del Niño Jesús con historias tan bellas y enternecedoras como esta.

La devoción al Niño Jesús “El Huerfanito”,  convoca cada año a muchas personas que vienen de partes lejanas a invocarlo y a dar gracias por los beneficios recibidos. Su  solemnidad se celebra  el último domingo del mes de Enero.